De niña, Susana Estévez soñaba con que alguien le pagara por leer. El devenir de la vida la llevó por otros rumbos laborales hasta que, por fin, en la década de 1990 pudo hacer realidad esto que tanto ansiaba.
Contanos un poco sobre vos. ¿Quién es Susana Estévez?
Me defino, sobre todo, como una lectora. Hasta recuerdo el día que aprendí a leer; me enseñó mi hermana, cuando ella estaba en segundo grado y yo en jardín. Desde ese día, no paré. Cuando me preguntaban qué quería hacer cuando fuera grande, decía que ojalá hubiera un trabajo en el que me pagaran por leer, así que me considero muy afortunada.
Estudié Letras y durante mucho tiempo trabajé en cosas que no tenían nada que ver con mi carrera, hasta que a fines de los noventa entré a una editorial como redactora para una revista y estuve allí unos años. A partir de ese momento, trabajé siempre en edición y corrección, de manera independiente, para distintas editoriales o clientes privados.
Tengo un club de lectura con seis amigas. Una vez por mes (antes de la pandemia), nos juntamos a comer y a comentar los libros que leemos. Viajamos juntas y nos divertimos como locas.
¿Cuántos años de experiencia tenés?
Específicamente como correctora, aproximadamente veinte años.
¿Cuál es tu cita favorita sobre la corrección o la lengua en general?
Una cita algo socarrona (porque responde a una crítica) de Borges. Está en El idioma de los argentinos:
El sujeto es casi gramatical y así lo anuncio para aviso de aquellos lectores que han censurado (con intención de amistad) mis gramatiquerías y que solicitan en mí una obra humana. Yo podría contestar que lo más humano (esto es, lo menos mineral, vegetal, animal y aun angelical) es precisamente la gramática.
¿Cuáles son las mayores dificultades que encontrás en tu carrera?
Los problemas que encuentro son mi responsabilidad. Me resulta difícil pasar presupuestos y, sobre todo, poner límites con los trabajos que se alargan indefinidamente porque el autor quiere cambiar cosas sobre la marcha. Pero no es algo que pueda atribuirle a la corrección, sino a mí misma, por eso creo que necesito una capacitación para armar presupuestos más inteligentes y poner plazos, sobre todo para los trabajos que combinan edición y corrección, y que se alargan demasiado.
¿Por qué te asociaste a PLECA?
Me asocié a PLECA porque me parece una iniciativa excelente. Empecé a seguir a la asociación en LinkedIn y, después de ver dos o tres posts, no lo dudé. La comunidad es muy activa, se nota el amor total por la tarea y las ganas de colaborar entre todos. La corrección dejó de ser un trabajo solitario, que era uno de los aspectos que sí lamentaba de la profesión, y tanto los intercambios entre socios como la información sobre congresos y capacitaciones reavivaron mi entusiasmo, que estaba un poco apagado por la pandemia.