Los desafíos de corregir textos académicos

Por Miriam Muñoz*

El siguiente diálogo es una muestra de los intercambios habituales que surgen cuando los correctores y correctoras deben corregir textos académicos, en especial, cuando se trata de tesis y tesinas.

—Le envié el marco teórico al tutor. Solo me pidió que no coloque las citas y sus referencias en el cuerpo del texto sino abajo. Pero bueno, nada más hay que cambiarlas de lugar  —dice la tesista con inocencia.

—Son las notas o aclaraciones las que se registran como tales a pie de página, no las citas. Y las pautas de redacción que me entregaste el primer día especifican la obligación de seguir el estilo APA —contesta el corrector.

—Eso me enfatizó el tutor —responde la clienta.

Algunos días más tarde, y cuando la corrección había avanzado bastante, la tesista le reitera al corrector que coloque las citas y sus datos “abajo”. También agrega la sugerencia del tutor de parafrasear las citas, justificar los párrafos y aplicar el interlineado sencillo para no superar el máximo de carillas permitidas.

Esta anécdota ilustra algunos desafíos que el corrector de estilo enfrenta a menudo. Aquí se trata de: a) explicar y convencer a la clienta de que según la normativa APA que le exige la casa de estudios, las citas se insertan en el cuerpo del texto; b) mostrar que hay cosas dichas por un autor que son insustituibles, por el tono e inteligencia con que las dotó su creador, entonces, es inexorable introducir la cita textual en vez de parafrasearla; y c), mostrar la necesidad de circunscribirse al estilo en su totalidad, lo que incluye interlineados y márgenes, y que además, la solución para que la tesis cumpla con la extensión dispuesta radica en plantear un “problema de investigación realizable” en equis cantidad de páginas. Olvidemos eso de apiñar renglones.

Cuando aparecen planteos relativos al cumplimiento de las normas, los correctores nos alistamos rápidamente para enfrentar el problema sin renunciar a nuestro modo de trabajar, desde ya, minucioso. Entretanto, concluimos que las objeciones, así como las concesiones hechas a la tesista, hablan de fisuras en la comunicación institucional; no importa el motivo.

Las convenciones internacionales tienen por objeto facilitar la lectura y el análisis de los escritos. Ello agiliza la evaluación, de modo que los integrantes del tribunal pueden concentrarse en el contenido sin tropezar con interferencias, como sería la incorrecta identificación de los verdaderos autores de ideas o hipótesis.

Nos toca entonces respetar el estilo ‒internacional o propio de la institución‒ al que debe atenerse la tesis. A pesar de ello, algunas pautas quizás tengan que ser “levemente” o “dramáticamente” transgredidas, sea por exigencia del tutor o por pedido del cliente. Por ende, lo mejor es que estemos dispuestos a flexibilizar nuestra intervención. Así, en la tesis a la que refiere el diálogo inicial, las citas y referencias irán a pie de página, el trabajo en su totalidad estará justificado, pero conservará el interlineado doble gracias a la concisión y exactitud alcanzadas.

Es común que en esta etapa de la corrección nos encariñemos con el escrito; lo tratamos como si fuera un brote que va creciendo algo torcido y hacemos lo posible por enderezarlo, conscientes de que nos costará tiempo y energía extras, sin retribución económica alguna.

Una estrategia para superar este tipo de desafío es preparar un presupuesto que contenga precios diferenciales para una eventual segunda y tercera corrección, en el cual se incluyan modificaciones como las tratadas aquí.

Todo indica que superamos ilesos los desafíos descritos. Sin embargo, aún nos sentimos molestos con esto de que en las sucesivas revisiones tengamos que aceptar ciertas faltas de estilo. Definitivamente, y como todos los caminos conducen a Roma, confirmamos una vez más que el verdadero reto está en superar nuestra propia exigencia de perfección.

 

* Miriam Muñoz es licenciada en Comercio Internacional (UCES) y profesora de Historia (UBA). Docente y correctora especializada en textos académicos, técnicos, empresariales, jurídicos y de divulgación general. Prestadora de servicios a diferentes colegios de abogados, cámaras, periódicos barriales y provinciales, revistas como Selecciones, Farma y Colabogados, entre otras. Experta en revisión y adecuación de estilo y normativa de productos de la industria farmacéutica y cosmética.

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