Hace más de una década, Ana María Ballestrero, mientras realizaba la carrera de Letras en la Universidad Nacional de Misiones, estaba buscando un milagro: un trabajo que estuviera relacionado con su pasión y que le permitiera estudiar, cursar y rendir. La corrección le dio eso y mucho más.
Contanos un poco sobre vos. ¿Quién es Ana María Ballestrero?
Soy profesora en Letras por la Universidad Nacional de Misiones. Además, soy correctora de estilo en la Editorial Universitaria de la Universidad Nacional de Misiones (Edunam), donde comencé como becaria cuando cursaba el segundo año de la carrera, hace casi una década, hasta llegar a formar parte del equipo de planta permanente del departamento de Corrección de Textos.
¿Cómo llegaste a este campo profesional?
Desde que comencé la carrera de Letras estaba en la búsqueda de un milagro: encontrar un trabajo, que ese trabajo tuviera relación con mi pasión y, por último, quizá lo más difícil, que ese trabajo me dejara tiempo para cursar, estudiar y rendir. Por un lado, necesitaba trabajar; por el otro, cumplir mi sueño de enseñar Lengua y Literatura en el nivel medio y, así, vivir de lo que amaba, después de varios años de empleos de tiempo completo que me habían alejado cada vez más de ello.
Fue la misma Universidad Nacional de Misiones la que me brindó la oportunidad de desempeñarme en ella como becaria en el departamento de Corrección de Textos de la Editorial Universitaria, donde fui aprendiendo sobre la corrección de estilo en simultáneo a mi formación como docente de Letras en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de esta casa de estudios. Se puede decir que comencé como aprendiz de aquellos que llevaban más de veinte años en este campo profesional. Me parece oportuno mencionar que en Misiones no existe la carrera de Edición ni la de Corrección de Estilo, siendo la de Letras la que más herramientas provee a sus egresados para desempeñarse en el ámbito de la corrección. Además, debo mencionar que la Editorial Universitaria es la única editorial propiamente dicha hasta el presente en la provincia, por lo que me siento muy afortunada de formar parte de su equipo.
Esos primeros años en la editorial fueron el inicio de un nuevo amor que, una vez recibida de profesora, me fue arrinconando hasta obligarme a tomar una decisión. Debí elegir entre mi trabajo como correctora y la docencia en las distintas escuelas secundarias donde tenía distribuidas las horas de Lengua y Literatura, porque ya me estaba costando la salud (casi no dormía y comía cuando me acordaba). Salta a la vista por cual me decidí. Y no me arrepiento, aunque mi corazoncito siempre tendrá un lugar en el que ame la enseñanza de esa materia que tanto me atrapó desde la adolescencia.
¿Cuál es la mayor equivocación o confusión en torno a la corrección?
Desde mi experiencia, la mayoría de la gente piensa que se trata de una tarea sencilla que se realiza en poco tiempo y que, por lo tanto, merece una retribución mínima. No son pocos los que suponen que un corrector solo pone acentos, mayúsculas y puntos; otros creen que ser corrector equivale a ser editor y hasta coautor, por lo que esperan que el corrector realice tareas de edición y reescritura de su texto, y en caso de que el corrector esté capacitado para hacerlo, pretenden incluir esas tareas extra en el mismo precio acordado por la corrección.
Desterrar estas ideas y pretensiones es bastante difícil cuando existen personas que, aun sin conocimientos ni práctica, ofrecen esos servicios y, muchas veces, por un monto menor.
¿Por qué te asociaste a PLECA?
Me asocié a PLECA porque considero importante conformar un colectivo entre todos aquellos que desempeñamos esta labor tan solitaria. Integrar PLECA es poder dialogar con profesionales de larga trayectoria y de distintas partes del país acerca de las problemáticas comunes, acceder a las novedades y enterarme de las capacitaciones y congresos que me permiten actualizarme permanentemente, con descuentos especiales por ser miembro de esta asociación.
¿Realizaste algún curso últimamente? ¿Sobre qué tema?
En 2020 realicé el curso Lenguaje Claro y Acceso a la Justicia que dictó Verónica Absi (Asociación Judicial Bonaerense Moreno/Rodríguez). Además, participé de las Jornadas de Edición Universitaria 2020 (JEU 2020), que reunieron en cuatro encuentros a profesionales de todo el país, en las que se trabajó intensamente la cuestión del lenguaje inclusivo.
En 2018 cursé y aprobé la diplomatura de pregrado en Políticas Editoriales y Proyecto Cultural (UBA). En 2017 cursé y aprobé el curso Académicos en el Mundo del Libro, sobre el proceso de edición, dictado por Patricia Piccolini (Centro Redes/Conicet) y la diplomatura Mundos Fantásticos: Narrativas para la Infancia y la Juventud (Flacso). Los tres en el marco del Proyecto de Apoyo al Desarrollo de las Editoriales Universitarias, financiado por la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU), en modalidad a distancia, además de la I Jornada de Edición “Cómo se hace un libro”, para la cual la Editorial Universitaria invitó a la ciudad de Posadas a Patricia Piccolini y a las demás editoriales del noreste argentino con las que integramos la Red de Editoriales Universitarias (REUN).
Actualmente, espero que el 6.° CICTE sea una experiencia enriquecedora, así como la charla del 19 de julio sobre la aplicación de correcciones en InDesign, algo con lo cual vengo trabajando hace varios años, aprendiendo de los diseñadores gráficos con quienes trabajo.