Andrea Melamud empezó a corregir de “grandecita”, pues no sabía que podía formarse para ser correctora de textos. Cuando se enteró de que sí existía la carrera, en un instante supo que era su vocación. Y la siguió.
Contanos un poco sobre vos. ¿Quién es Andrea Melamud?
Soy una enamorada de la lengua, una correctora de alma, siempre fui a talleres literarios y amé y amo leer. Cuando hice la carrera de Corrección, me di cuenta de que recordaba todas las reglas ortográficas que había estudiado en el colegio… Además de la carrera, estudié Lengua y Literatura en el Instituto Alicia Moreau de Justo y con frecuencia hago talleres de capacitación y actualización en la Fundación Litterae y en otros sitios.
¿Cómo llegaste a este campo profesional?
Llegué a esta carrera casi por casualidad, ya bastante grandecita. En una cena, una persona con la que estaba charlando me comentó que su hijo estudiaba Corrección de Textos… y mis cejas llegaron casi al techo. Claro, en la época en que terminé el secundario no existía esta carrera como tal, ¡pero es lo que amo desde que tengo memoria! No dudé en “googlear” dónde se estudiaba y en anotarme casi instantáneamente (en el Instituto Superior de Letras Eduardo Mallea).
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Una de las cosas que más me gusta de esta profesión es que me permite interactuar —la mayoría de las veces— con los escritores (de diversos países y culturas), y siempre los intercambios son fructíferos. Además, hacemos una tarea en la que pasamos muchas horas en soledad, por lo que la interacción siempre se valora y agradece. Con el tiempo me di cuenta de que hay muchas vertientes relacionadas con la corrección que también disfruto hacer: la docencia, el coaching literario, etc., además de la corrección en sí. También me encanta que podamos trabajar casi desde cualquier lugar del planeta, siempre que tengamos una computadora y conexión wifi.
¿Qué herramientas o recursos no te pueden faltar?
Mis compañeros inseparables —además del mate— son la Ortografía de la Lengua Española; el Diccionario de las preposiciones españolas, de Alicia María Zorrilla; Para escribir bien en español, de María Marta García Negroni; y, de manera online, la Fundéu, el Diccionario de la Lengua Española (DLE) y el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD), solo por nombrar algunos de ellos. Lo que tal vez nos diferencie a los correctores de otras personas es saber dónde buscar nuestras dudas… (gramaticales).
¿Qué título le pondrías a esta entrevista?
Ya se lo puse: correctora de alma, así me siento, porque corrijo desde allí.