“La diferencia entre la palabra casi correcta y la correcta es una cuestión importante: es la misma diferencia que hay entre la luz de la luciérnaga y la del rayo”. Esta frase de Mark Twain es la que inspira a Inés Gugliotella, que desde hace veintinueve años pone su labor como correctora, redactora y traductora al servicio de la literatura.
Contanos un poco sobre vos. ¿Quién es Inés Gugliotella?
Amo leer desde que tengo memoria. Los libros me acompañaron siempre y son una presencia constante en mi vida. Creo que esa fue la razón por la que elegí estudiar Letras. Por fin, iba a descubrir el detrás de escena de ese mundo que tanto me fascinaba. Más tarde, comprendí la importancia de que los textos lleguen a los lectores en su mejor versión. Eso me llevó a trabajar como correctora, redactora y traductora. Siento que es mi pequeño aporte al enorme universo de la literatura. Un universo que me sigue fascinando como el primer día.
Tengo 29 años de experiencia. Empecé como correctora de traducciones de textos de ficción para la editorial Emecé en el año 1992 y, desde entonces, trabajé con distintos tipos de textos, sobre todo en la industria editorial y de revistas.
¿Cuáles son las mayores dificultades que encontrás en tu carrera?
Creo que no siempre resulta claro cuáles son los distintos tipos de corrección, y cuál es la diferencia entre corrección y edición. Me parece que habría que definir las tareas específicas de cada uno de estos trabajos. Muchas veces, sucede que nos contratan para un trabajo de corrección ortotipográfica, pero en realidad nos están pidiendo que también corrijamos morfosintaxis, puntuación, cohesión, coherencia, etc. Creo que es fundamental definir qué tipo de trabajo tenemos que hacer. También es frecuente que se confunda el trabajo de corrección de estilo con el de edición, que implica otras funciones.
¿Qué le dirías a una persona que quiere dedicarse a la corrección?
Pienso que el recurso más importante con el que hay que contar es el sentido común… todo lo demás se puede encontrar fácilmente. Hoy es muy sencillo encontrar online todas las herramientas que necesitamos para corregir un texto: diccionarios de distintos tipos, gramáticas, libros de consulta sobre varias cuestiones referidas a la normativa y el uso del lenguaje. Lo que no podemos encontrar online es el sentido común, ese que es fundamental en el momento en que nos enfrentarnos con el texto que vamos a corregir y que nos guía respecto del enfoque que debemos darle a ese texto.
¿Realizaste algún curso últimamente? ¿Sobre qué tema?
El último curso que hice fue el año pasado en PLECA: «Estándar lingüístico, fuego y otras cosas peligrosas: ¿desde qué lengua corregir?», por María López García.
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Vocación + pasión + formación: una buena fórmula. Y no digo la mejor… porque lo mejor es enemigo de lo bueno. Esto es algo que alguien me enseñó cuando empecé a trabajar. Cuando corregimos un texto, se nos puede pasar algo por alto y tenemos que aprender a convivir con eso. Obviamente, siempre intentaremos hacer el mejor trabajo.