#SomosPLECA | Miriam Muñoz | Enamorada de la palabra

Los caminos a la corrección son misteriosos. Miriam llegó desde la arqueología, cuando la invitaron a trabajar en un yacimiento para que registrara los hallazgos. Ese fue el comienzo de un camino de formación y actualización que no cesa. 


¿Quién es Miriam Muñoz?


Soy una enamorada del conocimiento y sumamente curiosa. Trabajo como correctora y redactora.
Obtuve los títulos de profesora de Enseñanza Superior y Media de Historia por la UBA y el de licenciada en Comercio Exterior por la UCES. Realicé cursos de posgrado en investigación, compaginación y redacción de materiales científicos. Tuve el placer de continuar mi formación en Litterae mediante cursos y seminarios.
Me especializo en textos académicos y de divulgación, también en textos técnicos de la industria farmacéutica y cosmética. 
En otro orden de actividades soy docente en las áreas de economía, historia y filosofía. 


¿Cómo llegaste a este campo profesional?


Incursioné en esta profesión cuando cursaba el primer año de Historia en la UBA. Allí me invitaron a trabajar en un proyecto de arqueología que se realizaba frente al Canal de Beagle, era un yacimiento bastante rico. Me tocó hacer el registro escrito de los hallazgos, desde su clasificación hasta minuciosas descripciones de los objetos encontrados, de cómo y dónde se habían hallado, de cuál habría sido su utilidad y otros detalles más. O sea que comencé como redactora. Poco después llegó el primer cliente, me encargó la revisión de una tesina de seminario. Como resultó bien empecé a corregir los trabajos de mis compañeros de estudios, eso sí, a mis textos los corregía solo mi papá, un gran conocedor de la lengua española.

“Corregir es un servicio que puede hacer muy feliz a mucha gente, además de a uno mismo”.


¿Cuál es tu cita favorita sobre la corrección o la lengua en general?

Las palabras de Saramago sobre los correctores me parecen geniales, todo un sueño:

«Los correctores, si pudieran, si no estuviesen atados de pies y manos por un conjunto de prohibiciones más impositivo que un código penal, sabrían mudar la faz del mundo, implantar el reino de la felicidad universal, dando de beber a quien tiene sed, de comer a quien tiene hambre, paz a los que viven agitados, alegría a los tristes, compañía a los solitarios, esperanza a quien la tenga perdida, para no hablar ya de la fácil liquidación de miserias y de crímenes, porque todo lo harían con un simple cambio de palabras, y si alguien tiene dudas sobre estas nuevas demiurgias no tiene más que recordar que así mismo fue el mundo hecho y hecho el hombre, con palabras, unas y no otras, para que así quedase y no de otra manera. Hágase, dijo Dios, e inmediatamente apareció hecho».


¿Qué herramientas o recursos no te pueden faltar?


Suelo consultar la Nueva Gramática de la Lengua Española, el Libro de estilo de la lengua española, el de Martínez de Sousa, a Rodríguez Vida. En línea suelo pasear por las páginas de Fundeu y, desde ya, por las del diccionario de la RAE. Y tengo siempre a mano las normativas internacionales de estilo, me refiero a MLA, APA, ISO, Vancouver.


¿Cuál es la mayor equivocación o confusión en torno a la corrección?


Hay una confusión muy común entre las personas que desconocen nuestra especialidad y es que el servicio de corrección incluye la reescritura del texto. Así que es una tarea extra, un plus, mostrarle al potencial cliente que corregir y reescribir, aunque sean solo pequeños fragmentos de la obra, no es lo mismo. Pero también es cierto que algunas producciones necesitan mucho más que una corrección, lo que exige una charla sincera con el autor para replantear condiciones y presupuesto.

¿Qué le dirías a una persona que quiere dedicarse a la corrección?

Si alguna persona comparte conmigo su inquietud, sus ganas de iniciar el derrotero de la corrección, le diría que lea y lea sin parar, que los libros, los artículos, las producciones académicas reconocidas son herramientas de aprendizaje para el corrector. Luego le preguntaría cómo se lleva consigo misma… porque la soledad va a acompañarla bastante. También le recomendaría, hasta le pediría, que trabaje con amor, que lo haga poniendo el corazón, porque es un servicio que puede hacer muy feliz a mucha gente, además de a uno mismo. Por último, le recordaría que la perfección no existe.

Etiquetado , , .